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Cómo aprovechar la calidad nutricional de las gramíneas

Con mayor cantidad de pared celular que las leguminosas, tienen un período preciso para pastorearlas y lograr buenas ganancias de peso en recría.

campo 01/06/2024 Valor Carne // Ing. Agr. Liliana Rosenstein
gramineas
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 El Ing. Agr. Oscar Bertín explica cómo manejar las especies de clima templado para que mantengan alta digestibilidad y proteína por más tiempo. Qué pasa con los verdeos en este otoño polar.
 
Ante el auge de la recría en las empresas pampeanas, el Ing. Agr. Oscar Bertín, consultor privado, actualiza las características de las gramíneas templadas que hacen del manejo la clave para aprovechar al máximo su potencial nutricional.

 “Las gramíneas, a diferencia de las leguminosas, tiene una alta relación entre pared y contenido celular. Un trébol blanco, por ejemplo, no tiene prácticamente pared, es casi todo aprovechable por el animal. En cambio, en una festuca o en un agropiro esa relación es el punto crítico para mantener una alta calidad”, afirmó en diálogo con Valor Carne.

En tal sentido, el contenido celular incluye azúcares, ácidos orgánicos y proteínas que siempre están disponibles para el rumen. “El problema de las gramíneas está en la pared, compuesta por lignina, hemicelulosa y la celulosa. Según cómo manejemos el pastoreo, el momento del año y el estado fisiológico de la planta, podrá ser utilizada o no para producir kilos de carne”, advirtió. 

Esos requisitos, asumiendo que el engorde en estos tiempos se hace a corral, son fundamentales en la recría. “En la cría se necesita una menor cantidad de proteínas y por lo tanto se pueden usar forrajes ‘más groseros’, con más pared celular. Pero durante el crecimiento del animal, es cuando más nos interesa que esa pared esté disponible para el rumen durante el mayor tiempo posible”, explicó. Oscar Bertín.

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¿Efecto estacional? Hay un modelo general conocido por los productores. Las gramíneas poseen buena calidad en el otoño, cuando están en estado vegetativo y eso se mantiene durante el invierno hasta el pasaje al estado reproductivo. “Pero, obviamente, ese período, otoño-invierno, es de bajas tasas de crecimiento. Y al haber empezado tan prontamente el frío, disminuyen aún más”.

Luego, al llegar la primavera el problema es la pérdida de calidad, aunque en este caso hay varias herramientas para mejorar y la más importante es el manejo del pastoreo.

“Tenemos que evitar que la mayoría de los macollos pasen al estado reproductivo. Y si llegan, que el animal los coma pronto, o sea, cuando recién está formándose una mayor cantidad de pared celular”, indicó Bertín, aludiendo a la estructura que desarrolla la planta para poder sostener la espiga o la panoja.

“Si los animales comen los macollos principales, como no todos pasan al estado reproductivo, logramos mantener durante un cierto tiempo la calidad del forraje. Después llega el verano y ahí, aún con un fuerte pastoreo, la pared celular indefectiblemente se engrosa”, apuntó.

   
¿Podemos hacer algo más por la calidad? “Si a fines del invierno les agregamos más nitrógeno y las desfoliamos correctamente, habrá una mejora transitoria, que no es poco. Pero, indefectiblemente, el verano es un período crítico para las gramíneas. Y luego, al terminar esta estación, la calidad mejora nuevamente”, planteó.

Por especie 

 Animales en pastoreo de festuca alta.
La festuca alta se suele considerar una forrajera de mediana calidad. “Sin embargo, si se maneja adecuadamente, en otoño-invierno puede tener más de 70% de digestibilidad y 15% de proteína, parámetros muy buenos para una recría. Aunque en el verano bajan a 50% y 10%, respectivamente, y ya no es apta para categorías de altos requerimientos”, subrayó.

Otra especie importante a nivel pampeano, en el semiárido no extremo, con 550 a 650 milímetros de lluvias anuales, es el pasto ovillo.

“Tiene un comportamiento fisiológico similar al de una festuca, aunque la calidad es bastante más alta, sobre todo en verano, cuando además tiene mayor potencial de crecimiento”, resaltó Bertín.

   
Después está la cebadilla, que presenta valores intermedios entre el pasto ovillo y la festuca. “Pero durante la primavera, una alta proporción de los macollos pasan al estado reproductivo y pierde calidad muy fuertemente. Cae al 55-60% de digestibilidad y proteínas relativamente bajas”, describió.

También se destaca el agropiro alargado que muchas veces es considerado un forraje de baja calidad. “Los productores lo ven como un pasto duro, aunque si se maneja la defoliación como corresponde, no tendrá un 70 %de digestibilidad como la festuca, pero sí un 60 a 65%. Y bastante proteína, entre 12 y 15%. Entonces, no es tan mal pasto”, avisó.

Después en verano esta especie entra en dormancia, no produce. “En ese momento el cultivo se puede dejar para semilla o esperar a que vuelva a crecer en otoño. Pero para pastorearlo hay que quitarle todas las cañas con una picadora, porque son tremendas, hasta le pueden dañar los ojos a los animales”, advirtió, resaltando que así además aumenta la fertilidad del lote que queda cubierto con gran volumen de forraje.

“Aunque muchos productores no lo valoran, es un beneficio importante sobre todo por el tipo de suelo en el cual se cultiva el agropiro, generalmente bajos salinos alcalinos donde el problema es precisamente la falta de materia orgánica”, aseveró.

   
Por último, Bertín se refirió a los verdeos de invierno que tienen excelente calidad, o sea, muy buena digestibilidad y proteína, pero los animales no ganan peso en el primer pastoreo, sólo se mantienen.

“Es conocido el problema del exceso de agua, más del 85%. Entonces, con el llenado de rumen, los animales no llegan a consumir la cantidad de materia seca que necesitan y, por lo tanto, no cuentan con suficiente energía. Requieren suplementación”, recordó.

Y detalló: “Este desbalance ocurre en todas las especies, algo menos en el raigrás que tiene alguna mejor relación energía/proteína que la avena, pero también tiene mucha agua, entonces igualmente hay que complementar el pastoreo con granos o balanceados”, pormenorizó.

¿Cómo influyó el frío anticipado de este otoño?  “No se ha dado ese fenómeno, porque los verdeos, como dicen en el campo, se ‘sazonaron’ muy temprano. Hay productores que recién ahora empiezan a pastorearlos y ya tuvieron heladas.  Entonces, pueden llegar a lograr buenas ganancias de peso aún en el primer pastoreo, algo que normalmente ocurre a partir del segundo cuando de por sí solos conformaran una dieta más equilibrada”, indicó.

   
Esto también explica porque hay empresas mixtas que, con el pastoreo de los cultivos de servicio, obtienen producciones de carne similares a las de un verdeo tradicional sembrado en marzo. “El cultivo de cobertura, incluso en siembras tempranas, previas a la cosecha de la soja o del maíz, se aprovecha por períodos más cortos, a partir de julio/agosto en lugar de abril/mayo. Entonces no existe el problema de la falta de ganancia de peso inicial de un verdeo de invierno”, explicó.   

Segundo semestre 

 Para finalizar Bertín abordó el desempeño de las gramíneas ante un potencial regreso de “La Niña” a fines del invierno o principios de la primavera. “Más allá de que llueva o no llueva, como ya ha caído tanta agua, pienso que tenemos reservas suficientes en el suelo. No en todo el país, porque el oeste que ha recibido mucho menos que la región central”, opinó, agregando que de cualquier modo es bueno minimizar riesgos.

“Hay que mantener una cierta cantidad de pasto hacia fines del invierno, no pastorear muy intensamente, no comer al ras. De este modo, al momento del encañado, que es cuando la planta consume mucha agua, tendremos un remanente”, aconsejó.

Esto es importante porque “las gramíneas en general y los verdeos no son la excepción, rebrotan en función del área foliar que se les deja. No son como la alfalfa, que lo hace a partir de reservas acumuladas en la corona. En concreto, el manejo del pastoreo siempre es estratégico”, concluyó.

   
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

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