PREGONANDO PREGONANDO

UN PESO, TAN SÓLO UN PESO.

Viajemos por un instante a la época de los noventa para pensar en el valor de un peso, tan sólo un peso. Una ley establecia que un peso tenía el mismo valor que un dólar; igualmente, como siempre en la Argentina, costaba ganar ese peso.

Curiosidades16/08/2025 Yamil Sebastián Canelo
un peso
un peso

"La clase alta, media y baja", esa diferenciación que siempre me hizo ruído y de la que evito hacer mención, existían, pero no con la desproporción del hoy, donde seguramente la media ha desaparecido.
Con un peso podías comprar el desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena.
Con un peso podías comprar un medicamento.
Con un peso podías comprar unas alpargatas, unas medias o unos guantes para sobrellevar el invierno...
Con un peso podías comprar un paquete de bombitas de agua para jugar al carnaval a la siesta...
Con un peso podías comprarte cuatro fichas para el pool u ocho fichas para el metegol...
Con un peso te inscribías al campeonato de penales en la escuela...
Con un peso, con dos, o tres, podías ir a cualquier regalería y comprarle un juguete a los niños; recuerdo que había comercios que se llamaban "1, 2 y 3"; "Todo por 2 pesos y algo más..." o "Que Ganga..." En clara referencia a la oportunidad de compra que ofrecía nuestro amado billete...
En mi hogar siempre faltó el peso; costaba lograrlo, una vez logrado, se lo "estiraba" para que lo esencial no faltase nunca en la mesa.
"Un peso es igual a un dólar..." Poco nos importaba en el pueblo; nunca tuvimos, es más, nunca vimos un dólar...
El tiempo pasó, y lejos de mejorar la situación económica del país, vino lo peor de la política a hacer extragos en una sociedad demasiado mansa y paciente...
Así, la política y los intereses de unos pocos en detrimento de la mayoría, destruyeron nuestra moneda, condenando en la falta de oportunidades y de recursos, a millones de personas en todos los pueblos...
El peso perdió valor, y en esa pérdida, perdimos todos...
Pero sigamos pensando en lo lindo, en lo esperanzador, en lo que realmente vale la pena, y es la razón por la que siempre los Argentinos salimos adelante...
Ese sentido de solidaridad, de empatía, de acompañamiento...
Ese, te prestó hasta que tengas...
Ese, te devuelvo lo que me prestaste...
Ese, no dudes en pedir ayuda...
Ese, cuentas conmigo para lo que necesites...
En la época de los noventa hubo quienes la pasaron muy bien, que hicieron la diferencia, pero como siempre pasa y lamentablemente seguirá pasando, hubo Argentinos que perdieron hasta la última moneda.
Hubo Argentinos que debieron emigrar, reinventarse, cambiar de trabajo, en fin, nacer de nuevo...
Un peso por un mandado...
Un peso por encerrar las ovejas, por traer del monte un atado de leña seca, por "fricarle" con alcohol y alcanfor la espalda a mi abuelo.
Un peso para la gaseosa después de jugar a la pelota...
Un peso de caramelos surtidos; la bolsa no entraba en un mano, era enorme...
Un peso para las masitas sueltas...
Un peso para las tres tortas fritas...
Un peso para las dos porciones de pizza...
Un peso
para la alcancía; existían las alcancías en todos los hogares...
Un peso, tan sólo un peso...

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