Tortas Fritas

Lo decía mi abuela, y yo lo repetía siempre con la ilusión y la alegría de que la lluvia en el campo, era sinónimo de tortas fritas...

Y es que en el campo, harina y grasa nunca faltaba...

- ¡Se está armando el tiempo, esta tarde vamos a tener lluvia!, decía mi abuelo.

Y ahí nomas mi abuela o mi madre, preparaban todo, y amasaban la vida, como sólo ellas sabían...
- "Hay que sobar bien la masa", las oí repetir...
- "La dejaremos reposar; cuando nos levantemos de la siesta, vas a ver que linda se ha puesto la masa", comentaban...

¡Yo quería comer tortas fritas, ya!

Mi madre y mi abuela dedicaban su tiempo para preparar todo con amor, en el campo y en nuestras vidas, no había apuro...

Me enseñaban que la dedicación es el secreto de los buenos resultados...
Me enseñaban que no es tiempo perdido el que se emplea a dar amor...
Me enseñaron que lo bueno, lo bello y lo valioso de la vida, como el color de la esperanza, implica esperar...

Cuando me levante de la siesta estará lloviendo; así lo dijo mi abuelo, y ha de ser verdad...
El fogón seguíra encendido; habrá que agregarle leña fina, y la olla con grasa comenzará a chillar...
Mi abuela estará amasando y formando bollitos....
Mi madre los estirará con la botella de vino; vacía, que mi abuelo les ha donado, y cuando la grasa esté caliente, caerán sobre ella las esperadas por todos...

- "Ponga la pava que ya van a ir saliendo..."

- "Para el negrito, vamos a hacerle un mate cocido con leche..."

Una fuente llena de tortas fritas, la mayoría doradas y unas negritas especialmente para mi abuelo...
La familia reunida, el mate, y las protagonistas han salido a escena, y cuánto se disfrutan, se ponderan, se agradecen a Dios y a la vida...

Llueve a cántaros, el fogón y los leños nos regalan instantes de chispas: ¡La pucha que alegría!

AUTOR: Yamil Sebastián Canelobyn